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Vickie añadió que él era guapo y que no podía creer que alguien tan atractivo como Erick quisiera casarse con ella. Me preguntaba cómo ella se sentiría cuando la vejez empiece a tomarlos por sorpresa a ambos.
Erick dijo que le gustaba la idea del compañerismo. Él no disfrutaba estar solo. Me preguntaba cómo él se sentiría cuando ella empiece a regañarle por alguno de sus hábitos.
Él dijo, algo avergonzado, que no podía esperar para tener sexo. Ambos se habían mantenido puros, esperando por su día especial. Me preguntaba cómo él se sentiría después de que vengan los bebés y Vickie estuviera muy cansada y abrumada como para el romance.
Las razones de Erick y Vickie para casarse no era malas. Estoy seguro que muchos de nosotros hemos tenido pensamientos similares. Ellos hablaban en serio sobre el Señor y su deseo era honrarlo en todas las maneras.
Fue fácil para mí relacionarme con el deseo de Erick de compañía. Dios dijo que no era bueno que el hombre esté solo. No me gusta la soledad. Todos nosotros fuimos creados para estar en comunidad (Génesis 2:18).
El Padre, Hijo, y Espíritu, la primera comunidad, hicieron a las personas a Su imagen. Al parecer por sentido-común-bíblico sería necesario que el Señor cree al hombre para ser como ellos. Así que le dio a Adán una mujer. Bien por Erick al percibir esto y desear una esposa para sí.
Me alegré al ver que Erick estaba dispuesto a expresar lo obvio: Él quería casarse con el fin de tener intimidad con Vickie. No hay razón para que él finja que su deseo sexual no fuera real. Es un deseo normal de las personas que están llamadas a casarse. Respeto su honestidad.
Me gustó el deseo de Vickie de una relación complementaria: ella quería a alguien que la complete, que termine sus oraciones. El Señor hizo a Eva para ser completa por su esposo y viceversa. Alabado sea Dios que ella quiere que el Señor la guíe en su querer.
Aunque sus deseos el uno para el otro no eran malos, había un par de cosas acerca de ellos que me causaron preocupación. Mientras que tenían algunas buenas razones para casarse, sus razones no eran las mejores razones. Mi esperanza era ayudarles a ver esto. Por ejemplo,
El Matrimonio es una relación permanente, inquebrantable y de por vida. La única cosa que debe romper el vínculo matrimonial es la muerte. Es por esto que es importante que nuestra razón para contraer matrimonio sea la mejor.
Tener una razón secundaria como la principal razón para un matrimonio sería el golpe de gracia para el matrimonio. La fuerza de cualquier matrimonio está ligado directamente a la razón del matrimonio. Si la razón se va, entonces la fuerza del matrimonio se debilita.
Es por esto que me preguntaba en privado lo que pasaría cuando Erick deje de hablar, no haga que Vickie se sienta especial, o se vuelva menos atractivo. ¿Qué pasaría si Vickie empieza a regañarle o si ella quiere menos sexo?
Las razones para el matrimonio deben ser más fuertes que las que ellos dieron. Si no, se irán de cara a aguas turbulentas sin un buen entendimiento del matrimonio. Y se convertirán en parte de las estadísticas, que reportan que la mayoría es: una pareja casada insatisfecha.
La mayoría de las parejas están insatisfechas con sus matrimonios. Matrimonios fuertes, maduros y llenos de alegría se están convirtiendo en poco comunes en nuestra cultura Cristiana. Ningún matrimonio es inmune a problemas. He aconsejado a cientos de parejas y hay dos temas en común con casi todos ellos.
Pocas veces aconsejo parejas entre el marco de cinco y quince años. La razón por la que la mayoría de mis consejerías matrimoniales caen dentro de estos dos “campos” es porque los primeros cinco años son típicamente antes que los niños vengan, o simplemente en la cúspide de la crianza.
En el marco de los quince (y adelante), el matrimonio se embarca en el periodo del nido vacío, cuando los hijos se vuelven más independientes y autosuficientes así como se preparan para salir de casa.
Si la joven pareja casada, dentro de los primeros cinco años, no acceden a la ayuda que necesitan o hacen los ajustes adecuados para su matrimonio antes que los niños vengan, dos cosas probablemente sucederán.
Se convertirán en dos personas insatisfechas, descontentas y desconectadas, que han decidido reorientar su matrimonio hacia sus distracciones preferidas.
Aunque esto no les daría un matrimonio centrado en Dios, podrían sobrevivir en sus distracciones, por lo menos hasta que los hijos salgan de casa. En ese momento la pareja quedaría con nada para distraerse de sí mismos.
No es raro oir hablar de una pareja divorciándose después de 25 ó 30 años de matrimonio. A algunas personas les sorprenden estas noticias. A mi no. Ellos ignoraron sus problemas el uno como el otro tanto tiempo como pudieron.
Después de dos décadas de desorden, no había más distracciones y las cosas en las que no hicieron lo correcto los primeros cinco años regresan con fuerza los últimos años. La decepción que se ha dejado pasar parece irreconciliable. Ellos deciden separarse.
No es raro oir hablar de una pareja divorciándose después de 25 ó 30 años de matrimonio.
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Es imperativo que cada pareja joven sepa cómo y determine construir su matrimonio sobre la base correcta. Esto no es negociable para un matrimonio que no sólo quiere llegar hasta el final, sino llegar hasta el final con alegría.
Antes que Lucía y yo nos casemos, comenzamos a preparar una Declaración de la Misión del Matrimonio. Estábamos conscientes de las estadísticas que apuntaban hacia un divorcio fácil.
Nadie necesita una buena razón para divorciarse. Si no te gusta la persona con la que te casaste, todo lo que necesitas hacer es jugar la carta de las diferencias irreconciliables y podrás obtener un divorcio sin mucho esfuerzo.
También estábamos conscientes de la cantidad de matrimonios alrededor de nosotros que no eran felices. No estoy hablando de matrimonios no cristianos, sino de cristianos. Había muchas parejas en nuestras vidas que no exhibían el amor de Cristo el uno al otro.
Nos propusimos no terminar en divorcio o resignarnos a algo menos que lo mejor de Dios. Esto significaba que nuestro matrimonio tuvo que ser construido sobre algo mejor que lo que nos gustaba el uno del otro.
Ninguna de estas cosas debe recibir superior importancia en cualquier matrimonio. Necesitábamos una mejor idea. Aquí es donde empezamos a pensar sobre las implicaciones del Evangelio así como su relación con nuestro matrimonio. Comenzamos a filtrar nuestro futuro matrimonio a través de los lentes del Evangelio.
Engrandeced a Jehová conmigo, y exaltemos a una su nombre. Salmos 34:3 (RV60)
Anduvimos tras la pregunta ¿por qué casarse? pensando en Cristo (Evangelio). ¿Por qué vino? Redención. Cristo vino a redimir al hombre caído para Sí Mismo. Tenía que haber un elemento redentor en nuestro matrimonio.
En Efesios 5:25-28 Pablo dio a todos los cónyuges una ilustración de esta obra del Evangelio, llamándonos a modelar el Evangelio en nuestro pacto de unión. El matrimonio es una ilustración redentora.
Lucía y yo empezamos a pensar en nuestro matrimonio como una ilustración del Evangelio. Llegamos a la conclusión que podríamos glorificar mejor a Dios cansándonos, para que pudiéramos proyectar, ampliar o magnificar esta imagen de Cristo y la Iglesia con más claridad.
No estábamos pensando en casarnos sólo para estar casados. Por lo tanto, nuestra Declaración de la Misión del Matrimonio llegó a ser la siguiente:
Queremos ser un solo cuerpo, ya que nos permitirá reflejar a Cristo más efectivamente que siendo solteros. Por eso, oramos para que nuestro matrimonio:
Oramos para que nuestra relación sea una (1) dulce ofrenda a Dios, (2) una bendición al uno como al otro, (3) un testimonio para nuestro familiares y amigos, y (4) una oportunidad de modelar el Cristianismo a un mundo que no tiene esperanza.
Como pueden ver en nuestra Declaración de la Misión del Matrimonio, nosotros labramos claramente un plan para exhibir la belleza de Cristo y Su Iglesia. Según Pablo, Yo soy una figura de Cristo y Lucía es una figura de la Iglesia. Los dos tenemos el gran privilegio y la gozosa oportunidad de engrandecer el nombre de Dios a través de nuestra identificación con Él.
Llegamos a ser una sola carne y rápidamente hicimos lo que en privado me preguntaba lo que Erick y Vickie harían. Incluso con un plan excelente, nuestro matrimonio comenzó a desmoronarse. He escrito sobre cómo nos distanciamos, así como el día más oscuro cuando empezamos un largo camino de regreso a nuestra visión original.
Fallamos muchas veces tratando de representar el Evangelio en nuestro matrimonio. Fue algo más que el sólo ser un idiota. La mayor parte de mi cabello se ha caído. Mi barriga sobresale más lejos de lo que solía. Ahora Lucía tiene el cabello gris. No somos las personas que fuimos cuando nos casamos.
Hubieron tres abortos involuntarios. Ha habido pérdida de empleos. Hemos ganado amigos. Hemos perdido amigos. Hemos cambiado de iglesias y cambiado de casas. Hemos tenido mucho dinero. No hemos tenido dinero.
Ni siquiera puedo empezar a contar cuantas veces he pecado contra mi esposa. Sería cierto decir que he pecado contra ella más de lo que he pecado contra cualquier otra persona en el mundo.
Hemos tenido muchos deseos a lo largo de nuestro matrimonio. Ella los ha tenido para conmigo. Yo los he tenido para con ella. Hemos tenido algunos para nuestra vida juntos. Algunos de ellos han llegado a buen término, mientras que otros se han caído al piso.
A pesar de todo, e incluso en nuestros momentos más difíciles, ha habido una constante: nuestra razón principal por la que nos casamos nunca ha cambiado. En todas nuestras imperfecciones, realmente queremos reflejar el Evangelio en nuestro matrimonio. Trabajamos duro en esto.
En todas nuestras imperfecciones, realmente queremos reflejar el Evangelio en nuestro matrimonio.
Nuestro mundo se está muriendo y nosotros tenemos una increíble oportunidad para mostrarles algo que no pueden obtener sino sólo por Cristo. Nuestro verdadero deseo del corazón es no oscurecer la imagen de Jesús y Su Iglesia.
El título de este artículo es: La mejor razón para casarse. La mejor razón para reconciliarse.
Déjenme hablar algo muy breve de la segunda parte de este título: la mejor razón para reconciliarse. Tal vez su Declaración de la Misión del Matrimonio se centra en cosas cambiantes más que en el Evangelio inmutable.
Tal vez ustedes no están viviendo con la persona con la que se casaron. Las cosas que le gustaban de su cónyuge se han perdido para siempre. Su cónyuge se ha convertido en otro tipo de persona. Esto es lo que nos pasó.
Tal vez necesiten reconciliar tu matrimonio. Tal vez estén casados y viviendo una vida desordenada. Tal vez tienen una pequeña decepción cuando piensan en cómo fueron las cosas y cómo son ahora.
Ustedes no tienen que divorciarse. Ustedes no tienen que continuar en el mismo camino opresivo. Ustedes pueden redefinir su matrimonio, incluso si llevan varios años en el camino. Dios es genial cuando se trata de rehacer. Ustedes pueden empezar de nuevo, no importa cuan lejos estén.
Así como esperan por ayuda, ustedes pueden empezar a pensar en lo que quieren que su matrimonio sea. Dejen que el Evangelio sea lo que defina su matrimonio. Ustedes son una ilustración de Cristo y Su Iglesia. Hablen sobre cómo presentar esta ilustración.
El primer paso en este camino de regreso al Evangelio será tener largas y difíciles conversaciones. Es la única manera de que funcione. Con la mente fija en el Evangelio como objetivo, comiencen a orar sobre cómo empezar a hablar el uno al otro. Inviten a otros a esas discusiones.
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Rick launched the Life Over Coffee global training network in 2008 to bring hope and help for you and others by creating resources that spark conversations for transformation. His primary responsibilities are resource creation and leadership development, which he does through speaking, writing, podcasting, and educating.
In 1990 he earned a BA in Theology and, in 1991, a BS in Education. In 1993, he received his ordination into Christian ministry, and in 2000 he graduated with an MA in Counseling from The Master’s University. In 2006 he was recognized as a Fellow of the Association of Certified Biblical Counselors (ACBC).