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Un homosexual declaró.
El artículo de Marcela Franceen, titulado “Como Cristiano, Cómo Trato a los Homosexuales?,” ha sido el objeto de mucha atención y muchos comentarios en la Red esta semana. Me agrada la manera en la que Marcela analizó y presentó ese asunto complejo y polémico.
Ese artículo es una alerta dirigida a los Cristianos, la cual les llama a reconsiderar su actitud hacia los que todavía quedan atrapados en sus pecados. El Apóstol Pablo nos transmitió un mensaje parecido:
Hermanos, es posible que alguno de ustedes caiga en la trampa del pecado. Ustedes, que son guiados por el Espíritu, acérquense a él y ayúdenle a corregir su error. Pero ¡ojo!, háganlo con humildad, pues ustedes también pueden caer en tentación.- Gálatas 6:1 (PDT)
Pablo nos manda que guardemos el corazón al relacionarnos con los que quedan atrapados en sus pecados. La verdad es que si no guardas bien el corazón, tú también caerás en tentación.
¿Estás de acuerdo? ¿Te parece óbvio que los pecados de los demás también produzcan tentaciones en tu vida? Para mí eso es verdad. Las palabras de Marcela son tan claras para mí como para otros Cristianos porque mi vida se dedica a ayudar a los que están atrapados en sus pecados.
A veces al ponerme a aconsejar a alguien, enfrento la tentación de ser santurrón cuando mis clientes no cambian según mis expectaciones y mi plan. También entiendo lo fácil que es juzgar críticamente a los que cometen pecados que tú raramente cometes.
La Naturaleza Pecaminosa del Ser Humano
He aconsejado a personas que tienen problemas en el sentido de la homosexualidad, la pornografía, la drogadicción, la depresión, y el chisme. Todas esas personas estaban atrapadas en sus pecados. La abundante gracia de Dios se precisa para vencer esos pecados y la misma gracia se necesita para restaurar a los pecadores.
A los que han respondido de una manera favorable a las palabras de Marcela, les agradezco. Les agradezco su humildad, la cual veo en su deseo de cambiar de actitud. Algunos de ustedes anteriormente habían condenado a la comunidad homosexual como si fuera un grupo “especial” de pecadores-un grupo al que realmente habían juzgado de una manera santurrona. Pero ustedes se arrepintieron de su pecado y glorifico a Dios por lo que han hecho.
Sin embargo, después de leer el artículo algunos individuos de la comunidad homosexual reaccionaron de una manera diferente. Todas las respuestas de la comunidad homosexual tenían algo en común: creían que Dios los creó así.
Algunas de las respuestas de la comunidad homosexual llevaban un tono de enojo, y entiendo por qué reaccionan así. Es que los homosexuales se sentían atacados. Aunque las palabras de Marcela—llenas de gracia y compasión—no los atacaron, los homosexuales todavía se sentían así. Marcela no atacó a nadie; simplemente les dio un aviso a los Cristianos que condenaban de una manera poco caritativa a los homosexuales.
A través del artículo Marcela les dio una alerta honesta, firme, y amable a los Cristianos a fin de que éstos cumplan con su deber bíblico y transmitan mejor la Palabra de Dios a todo el mundo. Ya que la comunidad homosexual ha sentido la hostilidad y condenación de unos Cristianos santurrones, le resulta difícil no sentirse atacada al oír que su estilo de vida es pecaminoso.
Lo que pasa es que los homosexuales creen que su comportamiento es bíblicamente correcto, y ellos tienen su propia hermeneútica para interpreter la Biblia. Pero los homosexuales pueden suponer lo mismo acerca de la iglesia Cristiana. Como Cristiano, tengo mi propia hermeneútica para interpretar la Biblia, lo cual no me da vergüenza alguna.
No estoy enojado con los homosexuales. Tampoco quiero condenarlos de una manera injusta. Sin embargo, me queda perfectamente claro que ser homosexual o ser lesbiana es pecaminoso. Aunque algunos no estén de acuerdo conmigo, por la gracia de Dios no quiero ser desagradable.
¿Quién Es Peor que Tú?
Agrego esto a lo que acabo de decir-al ver a un individuo homosexual, no creo que yo sea mejor que él. Sin la gracia de Dios, todos somos pecadores y somos iguales. Cada vez que que aconsejo a un cliente, intento hablarle seria y claramente de sus pecados durante el rato que pasamos juntos. Pero a pesar de los pecados que mi cliente ha cometido y los pecados que lo atrapan, no creo que entre él y yo, él sea el peor pecador (1 Timoteo 1:15-16).
Eso no digo para que mi cliente se sienta mejor. De hecho, el Apóstol Pablo asumió esa posición para hablar de sí mismo. Pablo nunca se olvidó de la gravedad y la profundidad de sus pecados, lo cual es bueno si se entiende desde una perspectiva bíblica.
Pablo identificó y estableció una brecha bíblica entre la persona que era antes de aceptar a Cristo y la persona en que se convirtió después de que Cristo lo redentó. Esta conciencia bíblica de sí mismo lo ayudó de dos maneras:
En alguna época éramos todos paganos. Por eso, Jesucristo se murió como sacrificio para quitarnos los pecados. Entonces, a una persona que se considera [a sí mismo] “el peor de todos” —como el Apóstol Pablo—le resultará difícil condenar a otra persona.
Aunque durante las sesiones de consejería yo me considero el peor pecador de la sesión, eso no implica que no pueda ofrecerles observaciones y sugerencias a personas que quedan atrapadas por un estilo de vida que sea claramente pecaminoso según revela la Palabra de Dios.
La perspectiva de Dios acerca de la homosexualidad es sumamente clara. Según la Biblia, la homosexualidad, el enojo, la pereza, la falta de fe, el robar, el matar, la desobediencia, y el engaño son iguales—la Biblia proclama firmemente que todos son PECADOS!!
“Yo Nací Así”
Uno de los argumentos propuestos a favor de la homosexualidad es, <Pero yo nací así.> Es un argumento fuerte y puede ser acertado—quizás la persona nació con LA TENTACIÓN DE LA HOMOSEXUALIDAD.
No quiero pelear con nadie acerca de ese argumento. Aunque hemos sido asombrosa y maravillosamente hechos (Salmos 139:14), el pecado nos penetró y la muerte resulta del pecado (Romanos 5:12).
Nacimos en pecado (Salmos 51:5). Somos seres incompletos. Cada persona nació con una naturaleza pecaminosa (Romanos 3:10-12) y nadie puede escaparse de esa verdad.
Ya que nací pecador, es mentira decir, <Yo no nací con ninguna tentación.> Hablar así se puede equiparar con dos patanes que discuten sobre los agujeros en sus pantalones o lo sucios que son sus pantalones. ¿Hablas así? Eres un patán.
Hay personas que intentan fortalecer el argumento de <Yo nací así> insistiendo que la homosexualidad es una característica genética. Eso significa que ni siquiera la gracia de Dios puede ayudar a los homosexuales a cambiar de estilo de vida. Creo que eso de la homosexualidad como característica genética es pura mentira—no existe el “gene homosexual.”
La única “característica genética” bíblica de los seres humanos es su naturaleza pecaminosa. Estamos resueltos a cometer pecados y todos pecamos de una manera diferente. Acuérdate de esto: ¿le importa a Dios cómo pecamos? ¿Importa el tipo de pecador que es?
Que Nadie Diga que no Enfrenta la Tentación
<Entonces es probable que un homosexual naciera con la tentación de la homosexualidad?>
Sí; ¿Por qué no? ¿Cómo naciste tú? ¿Recto? ¿Completamente santificado? ¿Sin una naturaleza pecaminosa? Cada persona nace con ciertas formas de tentación y sin otras formas de tentación.
Por ejemplo nunca he enfrentado la tentación de beber alcohol. No bebería si mi casa se hubiera situado al lado de un bar. Tampoco tendría problemas en este sentido si contruyera un bar en mi casa. No me gusta el sabor del alcohol; aunque de adolescente fumé hierba, nunca me paladó la cerveza.
Uno es tentado cuando se deja llevar por un mal deseo que lo atrae y lo seduce. Luego, el deseo malo da a luz el pecado, y el pecado, una vez que ha crecido, conduce a la muerte. – Santiago 1:14-15 (PDT)
No me jacto de eso porque no tengo ninguna razón para jactarme. No me gusta la cerveza y tampoco me gusta la mayonesa. Entonces jactarme de no beber cerveza es tan ridículo como jactarme de no comer mayonesa. El hecho de que no me guste la cerveza no se atribuye a la gracia de Dios. Es parte de mi identidad; nací así.
No obstante, enfrento la tentación de codiciar a mujeres, y codiciar a mujeres es pecado (Mateo 5:28). Nací con esta tentación. Óbviamente, para mí, resistir la tentación de desear a mujeres es diferente y es mucho más difícil que resistir la tentación de beber alcohol. No beber alcohol es fácil pero no desear a mujeres puede ser un reto para mí.
Nací en pecado; nací con esa tentación. Los que quieren condenarme no tienen tal derecho porque no son mejores que yo. Los que me condenan son hipocratas—me juzgan porque soy pecador pero en la realidad ellos son pecadores también. Según la Biblia cada ser humano creado por Dios hereda la naturaleza pecaminosa. Y a los “jueces santurrones”—Váyanse!
Amigos, todos nacimos en pecado. Somos todos pecadores que necesitan la gracia de Dios. Jesucristo no vino para redentar a los personas perfectas (sin pecado). En cambio, vino para redentar y transformar a los corruptos, los pecaminosos, los malvados, y los inútiles (Romanos 3:10). Todos los humanos—tanto los homosexuales como los heterosexuales—son parte de esa categoría.
Los Patanes Condenan a Otros Patanes por Ser Patanes
Habiendo nacido en pecado, todos tenemos predisposiciones. La predisposición universal de los seres humanos es pecar. Pecamos y nos gusta pecar. Justificamos nuestros pecados. A veces les echamos la culpa a otras personas después de pecar.
Por su misericordia Dios interviene en nuestra vida y nos restaura para que pueda poner en marcha una transformación espiritual. Con gracia Dios nos redenta de nuestra vida pecaminosa anterior. En este sentido los homosexuales y los heterosexuales son iguales—ambos necesitan urgentemente la gracia y la misericordia de Dios.
Por lo tanto no entiendo por qué algunos Cristianos condenan tan desagradablemente a la comunidad homosexual. Eso se puede equiparar con un patán que critica a otro patán por ser patan—un pecador condena a otro pecador que todavía queda atrapado por sus pecados. Esta forma de comportamiento es santurrona y teológicamente deshonesta. Un Cristiano que condene así a los homosexuales descuenta la idea central de la Palabra de Dios—Jesucristo vino para morirse por los pecadores a fin de que éstos puedan ser redentados y santificados.
Los Cristianos son redentados, pero cuando un Cristiano demuestra una actitud poco caritativa hacia los homosexuales, se le olvida cómo era antes de que Dios le redentara. Francamente eso se considera ignorancia bíblica.
Tenemos que rezar por la comunidad homosexual y pedirle a Dios que nos presente oportunidades de ayudarla y compartir la Palabra de Dios con ella, como lo había dicho Marcela. Tenemos que esperar que (1) Dios redente a los homosexuales o (2) Dios los libere de sus pecados si ya han sido redentados.
¿Pueden Ser Homosexuales los Cristianos?
Dios optó por extenderte su misericordia cuando estabas atrapado por tus pecados. Si un homosexual se convierte en Cristiano, es muy probable que todavía luche contra la tentación de la homosexualidad.
Acuérdate de lo que dijo Pablo en Gálatas 6:1-2. Las personas que están atrapadas en su pecado precisan de nuestro amor, gracia, misericordia, paciencia, y consejos bíblicos para vencer sus pecados. Tú puedes ayudarlas a vivir una vida de arrepentimiento días tras día.
Conozco a algunos Cristianos que han luchado para vencer la tentación de la homosexualidad. No es raro que un Cristiano tenga tales problemas. Igualmente, no es raro que un Cristiano sea redentado sin ser completamente santificado al principio. Nuestra lucha contra las tentaciones todavía se queda con nosotros en nuestra relación con Cristo.
Para la persona que enfrenta la tentación: el hecho de que enfrentes la tentación no importa tanto. Lo que más importa es su actitud y el estado de su corazón. ¿Estás intentando vencer tu pecado? ¿O estás intentando justificar tu estilo de vida y echarle la culpa a algo?
Hasta cierto punto todos los Cristianos han justificado o echado la culpa a algo después de pecar. A todo el mundo le resulta difícil aceptar—con honradez, humildad, y transparencia—que haya pecado.
Varias veces he intentado justificar mis pecados. Este “auto-engaño” se implica en la naturaleza del pecado. Todos tenemos que guardar el corazón en estos cuatro sentidos:
1 Timothy 1:15-16
Todos pueden estar seguros de que esto es cierto: Jesucristo vino al mundo para salvar a los pecadores, siendo yo el peor de ellos. Por esta misma razón, Dios tuvo misericordia de mí para mostrar que Jesucristo tiene paciencia sin límite hasta con el peor de los pecadores. Él quería que yo fuera un ejemplo para que otros creyeran en Cristo para tener vida eterna. – 1 Timoteo 1:15-16 (PDT)
Psalms 139:14
Te agradezco porque me hiciste de una manera maravillosa; sé muy bien que tus obras son maravillosas. – Salmos 139:14 (PDT)
Romans 5:12
El pecado llegó al mundo por lo que hizo un hombre. Con el pecado llegó también la muerte. Todos tendrán que morir porque todos han pecado. – Romanos 5:12 (PDT)
Psalms 51:5
Yo nací culpable; mi madre me concibió pecador. – Salmos 51:5 (PDT)
Romans 3:10-12
pues como está escrito: «No hay justo, ¡ni uno solo! No hay quien tenga entendimiento.
No hay quien de verdad quiera conocer a Dios.Todos han abandonado a Dios. Todos se hicieron inútiles. No hay nadie que haga el bien. ¡Ni uno solo! – Romanos 3:10-12 (PDT)
Matthew 5:28
Pero ahora yo te digo que si alguno mira a una mujer con el deseo de tener relaciones sexuales con ella, en su mente ya ha cometido pecado con ella. – Mateo 5:28 (PDT)
Rick launched the Life Over Coffee global training network in 2008 to bring hope and help for you and others by creating resources that spark conversations for transformation. His primary responsibilities are resource creation and leadership development, which he does through speaking, writing, podcasting, and educating.
In 1990 he earned a BA in Theology and, in 1991, a BS in Education. In 1993, he received his ordination into Christian ministry, and in 2000 he graduated with an MA in Counseling from The Master’s University. In 2006 he was recognized as a Fellow of the Association of Certified Biblical Counselors (ACBC).